El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Falacias - El efecto invernadero III (dióxido de carbono)

En la serie Falacias tratamos de desmontar mitos e ideas falsas más o menos extendidas utilizando el razonamiento lógico cuando es posible. Por cierto, si no conoces esta serie y piensas que el nombre de “Falacias” es incorrecto porque esa palabra tiene un significado diferente en el DRAE, o bien crees que me las doy de iluminado y nadie cree estas cosas, te pido que leas la descripción de la serie antes de seguir.

La entrada de hoy es la tercera que dedicamos a desmontar algunos errores comunes relacionados con el efecto invernadero: en la primera hablamos sobre su desafortunado nombre, y en la segunda tratamos de diferenciar entre este efecto y el calentamiento global. Hoy nos centraremos en los gases responsables del efecto invernadero, y especialmente en dos de ellos.

Atmósfera

La atmósfera terrestre. Versión a 3027x2010 px. Crédito: NASA.

Los habituales habréis notado que estamos atacando el problema poco a poco, con artículos relativamente cortos y hablando de aspectos muy concretos en cada uno. La razón es que, en mi opinión, uno de los problemas que suelen aparecer al hablar de este asunto es que se mezclan muchas cosas, la gente tiene ideas preconcebidas –muchas veces erróneas– sobre algunos de los términos y conceptos que se usan, y muchos de los desacuerdos se deben simplemente a que cada parte cree que la otra parte de la discusión está diciendo cosas que no dice. Puesto que en algún momento dedicaremos una serie entera en El Tamiz al posible cambio climático y sus causas, quiero antes desmontar los errores más frecuentes para que partamos de una base común.

Dicho todo esto, existen distintas maneras de expresar la idea falsa de hoy, como suele suceder; sin embargo, el núcleo de la cuestión viene a ser más o menos esta mentira: el principal gas responsable del efecto invernadero es el dióxido de carbono (CO2).

Mentira cochina.

El Sistema Solar - La Luna (III)

Tras hablar sobre la posición y movimientos de la Luna en la primera entrega del artículo, y hacerlo en la segunda parte sobre la exploración tripulada y no tripulada durante el siglo XX para conocer más a fondo nuestro satélite, en esta tercera y última parte hablaremos acerca de la historia de Selene y su futuro como posible lugar de colonización.

Apolo 17 (pequeña)

Apolo 17: la última misión tripulada a la Luna… por ahora. Versión a 3000x3000 px. Crédito: NASA.

El Sistema Solar - La Luna (II)

En la primera parte del artículo sobre la Luna, dentro de la serie del Sistema Solar, hablamos acerca de su posición, movimiento, influencia sobre la Tierra y los demás aspectos que son visibles, o deducibles, simplemente mirándola desde nuestro planeta. Sin embargo, como mencionamos allí, existen multitud de preguntas casi inmediatas (que no se escapaban a ningún astrónomo de principios del siglo XX) que surgen al mirar a nuestro satélite con un telescopio: ¿cuál es su estructura interna? ¿qué hay en la “cara oculta”? ¿cuál es su origen? ¿está cubierta de polvo o es roca sólida? ¿tiene campo magnético? ¿agua?

Apolo 12 alunizando

El módulo lunar Intrepid, de la misión Apolo 12, descendiendo sobre la Luna. [Versión a 950x955 px](https://eltamiz.com/wp-content/uploads/2008/09/apolo-12-alunizando.jpg “”). Crédito: NASA.

Para seguir profundizando en nuestro conocimiento de la Luna hacía falta llegar hasta ella o, al menos, acercarnos bastante. Si has seguido la serie desde el principio ya sabes cuál suele ser el proceso al explorar un cuerpo celeste: enviar sondas robóticas que orbiten alrededor del objeto, lograr posar alguna de ellas sobre su superficie… y, en este caso (el único, hasta ahora, en la exploración del Sistema Solar) poner seres humanos en él.

Aunque la denominada carrera espacial entre la Unión Soviética y los Estados Unidos daría para una serie de artículos completa, el objetivo de esta entrada es la Luna, y la manera en la que fuimos conociéndola mejor durante la segunda mitad del siglo XX. Por lo tanto, simplemente quiero mostrar los retazos más importantes de la carrera espacial en lo que concierne a los paulatinos descubrimientos sobre nuestro satélite – tratando, como siempre, de intercalar algunas imágenes lo más bellas o significativas posibles.

Las mareas, añadidas al artículo de la Luna

Gracias a Centinel, que preguntó sobre la razón de que haya dos mareas altas y dos bajas en vez de una alta y una baja cada día, acabo de actualizar la primera entrega sobre la Luna para hablar del asunto, con una animación que creo que puede disipar algunas dudas al respecto. Podéis encontrar el texto nuevo fácilmente porque es de color verde (gracias a Kent Mentolado por la sugerencia).

Dentro de un par de días publicaremos la segunda entrega sobre el satélite, de modo que mientras tanto podéis ir haciendo boca con esos pequeños párrafos, si tenéis hambre selénica. Lo menciono aquí porque tal vez el comentario en el artículo correspondiente se os pueda escapar a más de uno.

El Gran Hotel de Hilbert

Los inteligentísimos, malévolos y voraces alienígenas matemáticos ya han aparecido en suficientes artículos de El Tamiz como para tener su propia serie, de modo que ya está creada su categoría (dentro de Matemáticas): Alienígenas matemáticos, en la que podéis encontrar las entradas en las que estas pérfidas criaturas han mostrado sus tentáculos (si se me ha pasado añadir alguna a la categoría y la veis, decídmelo y la añado). Hace ya tiempo que publicamos el último artículo de la serie, de modo que aquí tenéis otro relacionado, como los últimos de los alienígenas, con el concepto de infinito.

Como hice en anteriores entregas de la serie, un aviso: se trata de artículos para hacer pensar, pero no son del gusto de todos los lectores — muchos no llegan a conclusiones claras, están teñidos de humor negro y son de un estilo algo diferente a la mayoría de las otras entradas.

David Hilbert
David Hilbert en 1912. Apreciar su sombrero es una supertarea.

Dicho esto, hoy nos referiremos a otra de las paradojas clásicas relacionadas con el infinito y las supertareas (que hemos mencionado en entradas anteriores): la del Gran Hotel de Hilbert, propuesta por primera vez por el genial matemático alemán David Hilbert. Si has sudado la gota gorda tratando de entender los espacios de Hilbert alguna vez, y has maldecido su nombre en el proceso, tal vez este artículo te reconcilie con él: el buen señor, aparte de un gusto peculiar en sombreros, tenía una gran creatividad.

Pero, naturalmente, no vamos a seguir aquí la formulación tradicional de la paradoja del Gran Hotel, sino que la atacaremos narrando una de las historias de los malvados alienígenas matemáticos, la épica historia del Capitán Drebhliditav (hoy Almirante), uno de los héroes menos conocidos de la conquista del planeta Tierra. A lo largo de la historia se te plantearán tres problemas, de más sencillo a más complicado – ¿eres capaz de resolverlos?