El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Inventos ingeniosos - El teléfono

En la serie Inventos ingeniosos recorremos objetos de la vida cotidiana en los que no solemos pensar a menudo. Tratamos de mostrar cómo a veces olvidamos las cosas que tenemos delante, considerando interesante sólo el aprender sobre complicadas teorías o descubrimientos: muy a menudo existen cosas realmente curiosas delante de nuestros ojos, o pegadas a nuestros oídos. A veces sabemos menos de lo que más utilizamos día a día que de lo que nunca hemos visto…

En la última entrada de la serie (en parte como preparación a ésta) hablamos acerca del telégrafo eléctrico. La historia de la invención de hoy sigue la misma tónica que aquélla: se trataba, en su momento, de algo inevitable. Muchas de las mentes más brillantes de la época con una orientación creativa y técnica cavilaron durante años hasta conseguir producir el invento de hoy – un invento muy disputado. De hecho, aún no parece estar muy claro quién es realmente el inventor, pero a lo largo del artículo trataré de mostrar dos cosas: que no es demasiado importante, pues casi todas las ideas son muy similares; y que los criterios que suelen utilizarse para elegir un “ganador” no son los más adecuados. Es más, querido lector, te daré una pista algo surrealista: ensalada de pepinos.

En cualquier caso, hablemos acerca del siguiente paso evidente tras lograr la telegrafía eléctrica: una vez transmitida información mediante un cable utilizando un telégrafo, ¿cómo conseguir transmitir la voz? Hablaremos acerca del teléfono. ¿Quieres saber cómo eran los primeros teléfonos? ¿Por qué a veces se daba vueltas a una manivela a gran velocidad para llamar por teléfono? ¿Sabías que, al principio, los teléfonos se compraban a pares? ¿Qué tiene que ver la magnetostricción con los teléfonos? Pues ya sabes, sigue leyendo.

¿Por qué se producen más catarros y gripes durante el invierno?

La verdad es que este artículo iba a ser publicado dentro de la serie Falacias, desmontando lo que yo creía un mito como la copa de un pino… pero al final, tras la habitual investigación para asegurarme de que no estoy equivocado, ha resultado que sí lo estaba, y que las cosas son más complejas y están menos claras de lo que pensaba. De modo que he decidido publicar la entrada dentro de la serie de preguntas/dudas, Ahora que lo pienso…, para poder extenderme de manera más neutral, sin atacar ideas preconcebidas sino simplemente respondiendo como mejor sé a la pregunta.

La pregunta en cuestión es: ¿Por qué se producen más catarros y gripes durante el invierno? Por si te lo estás preguntando, mi idea inicial era desmontar lo de que “coger frío” produce catarro, y explicar que no tiene que ver una cosa con la otra. De hecho, durante muchos años se ha pensado que la “sabiduría popular” estaba equivocada en este caso, y que el frío no supone una mayor incidencia de catarros o gripes… pero, como digo, la cosa ya no está tan clara. En mi descargo debo decir que la cosa ha dejado de estar clara recientemente, y que mis ideas preconcebidas eran coherentes con los estudios realizados hasta tan sólo unos pocos años atrás. Pero vamos al grano.

Migración de feeds a Google

Esta brevísima entrada es simplemente un aviso. Acabamos de migrar las feeds RSS de El Tamiz desde Feedburner a Google. Si todo va bien, no deberíais notar nada en absoluto, ya que todo se redirecciona automáticamente desde https://eltamiz.com/feed/ y https://eltamiz.com/comments/feed/. Las suscripciones por correo electrónico deberían también seguir funcionando perfectamente (como comprobarás mañana cuando, espero, recibas el correo con este aviso), etc. Sin embargo, no quiero dejar de comentar el cambio por si algo no funciona bien – la razón es precisamente ésta, de modo que danos un toque por correo o en un comentario y trataremos de solventar el problema.

Sentimos la posible molestia (insisto, no deberíais siquiera notarlo, pero por si las moscas), pero el cambio es forzoso tarde o temprano debido a la compra de Feedburner por parte de Google, de modo que así nos quitamos el problema de encima. Por si algún otro blogger (horror de palabra) está dudando si cambiarse o no, por ahora todo parece haberse trasladado perfectamente y vemos las estadísticas en el servidor de Google sin problemas. Veremos qué pasa mañana, si la gente recibe correos sin problemas, etc. Ya pondré un comentario para informar a los que estéis en una situación similar y no hayáis “dado el paso” todavía.

Archivo de conferencias de la Fundación Juan March

Estoy seguro de que esto no será una noticia para algunos de vosotros, pero quiero compartirlo por si es de utilidad para quienes no estábais enterados (para mí, por ejemplo, ha sido una verdadera revelación); me he enterado gracias a un comentario del venerable y sagaz Macluskey en El Cedazo.

La Fundación Juan March tiene disponibles (creo que la decisión se tomó el año pasado), de forma gratuita y muy bien presentada, más de dos mil conferencias que se han dado allí desde 1975. Es posible escucharlas desde su propia página web o descargarlas en formato mp3. Además, en el caso de las más recientes existe, junto al audio, una versión en PDF del cuaderno correspondiente a la conferencia. Se pueden ir recorriendo por orden cronológico o buscar el nombre del conferenciante o el asunto del que habló, mirar la lista de materias o el formato (ciclo de conferencias, curso universitario, seminario, etc.); la verdad es que el número de conferencias disponibles es tan grande, y hay tantos conferenciantes a los que me encantaría escuchar, que ahora mismo estoy un poco abrumado.

Premios Nobel - Química 1901 (La presión osmótica)

En la primera parte de esta “entrada doble” dentro de la serie Premios Nobel hablamos acerca primer Nobel de Química de la historia, el de 1901, otorgado a Jacobus Henricus van ‘t Hoff por varias razones relacionadas con la química física, la más importante de ellas su explicación acerca de la presión osmótica. Hoy hablaremos algo más en concreto acerca de cómo funciona esta misteriosa presión, cómo es capaz de lograr cosas que a primera vista parecen imposibles y cómo la utilizamos para nuestro beneficio.

La razón de la importancia de la presión osmótica se debe a que todos los seres vivos son, dicho mal y pronto, sacos de sales disueltas en agua: las disoluciones y todo lo relacionado con ellas desarrollan un papel esencial en nuestro funcionamiento. En el ejemplo que puse al mostrar la genial y elegantísima explicación de van ‘t Hoff sobre la presión osmótica, como recordarás, había un recipiente con una membrana semipermeable (permeable al agua pero no a la sal). Sin embargo, pensemos en otro ejemplo mucho más cercano a nosotros – un glóbulo rojo de nuestro organismo. (Por cierto, pido disculpas anticipadas por las simplificaciones y posibles barbaridades que pueda decir debido a mis pobres conocimientos de biología – corregidme sin ningún problema y modificaré el artículo como haga falta).

Ese glóbulo rojo se encuentra inmerso en el plasma sanguíneo (que es, dicho mal y pronto, una disolución de diversas sustancias en agua) y, a su vez, el interior del glóbulo rojo es también una disolución acuosa. El interior y el exterior de esta célula están separados por… sí, lo has adivinado: una membrana semipermeable y flexible. Se trata de algo muy parecido al ejemplo de hace unas semanas, excepto que ahora la membrana no separa dos “mitades” dentro de un recipiente, sino que encierra completamente una disolución en el interior de otra.

Si todo es normal, la concentración de sales del plasma que rodea a ese glóbulo rojo será la misma que la del interior de la célula (nuestro glóbulo rojo se encuentra en un medio isotónico). Los iones de las sales disueltas en el agua del interior y el exterior empujarán la membrana del glóbulo rojo (unos hacia dentro y otros hacia fuera) con la misma intensidad, con lo que –afortunadamente para nosotros– no sucede nada especial.